Los hermanitos comieron exquisitos dulces turcos, los preferidos de Edmund.
Jugaron con la mágica hada Sedosa.
Mientras Alyssa jugaba con Lucy, Edmund cabalgaba en el mágico unicornio de madera.
Y llegada la noche, un relajante baño de espuma en la tina de corazones.
Y luego a dormir y soñar con hadas y unicornios.
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